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La Rufa ISBN 978-987-4999-64-1 1. Cuentos. 2. Reflexiones. 3. Poesía. I. Título. |
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Festejo en avenida Tumulto
Si este libro es abierto, poemas y cuentos cortos verán la luz. El manojo de hojas puede convertirse en el Aleph, si se lo lee con la curiosidad con la que fue escrito, y entonces ser un pequeño punto desde el cual acceder al infinito, que está colmado de versiones de mundo, de perspectivas convivientes, de posibilidad al derecho y al revés. Ojalá este libro les resulte un infinito amigable.
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Habitar este mundo. Un juego para jugarse
Te acordarás de mi. Historias que huelen a cuento y poesía
Una vida de recuerdos que se construyen alrededor de la pelota de futbol, el Club Atlético, la ciudad de Carlos Casares, el barrio, la Escuela Nº 8, las ansias de jugar y los goles por venir, desde que el autor ingresa al Club a los 12 años imaginando glorias futuras hasta pasar luego a primera división, en la que se mantuvo durante 14 años.
Desde esos años de jugar con medias rotas, camisetas sudadas y pantalones sucios, con arcos sin travesaños, marcados con piedras y ropa amontonada, se van tejiendo amistades que entre la familia, la escuela y el Club conforman la red de una pequeña sociedad por la que desfilan los hermanos, la madre, el padre, las maestras, los equipos, los jugadores, el lugar, quienes hacen que –desde la cancha– la victoria fuera inolvidable y muy digna la derrota.
Como señala el autor: Atlético es mi familia, son mis hijos y serán los hijos de mis hijos. (…) Atlético es una herencia que se acepta sin hacer inventarios de ninguna naturaleza.
Al final, una vida en la que no dar por perdida ninguna pelota… Centro bien echado, ¡es gol!
Sobre el autor...Gustavo Alejandro Oroño, nació en Carlos Casares, provincia de Buenos Aires, en el año 1960.
De familia modesta, fue el cuarto de los seis hermanos que sus padres Dora Inés Ludueña y Néstor Carlos Oroño concibieron, criaron y educaron. Trabajando desde muy chico supo del esfuerzo y del sacrificio, practicó deportes y dentro del futbol lugareño el Club Atlético es su referencia e identificación.
Como su padre, tiene la afición de contar hechos, vivencias personales y familiares en ese derrotero que se da a lo largo de su vida errante por los distintos lugares a los que su trabajo en el Banco de la Provincia de Buenos Aires lo llevó.
De Libra, de Boca Juniors y de Atlético de Carlos Casares, gusta de la buena música, de las letras y sus verdades. Es incorrectamente político, enfáticamente buscador de la verdad, cercano al sentido común, y alejado de toda perfección abre y expone su personalidad con esta primera experiencia de escribir, contar y compartir sus emociones, puntos de vista y rastros de quien fue.
Las voces. Cuentos
Recorrer el camino de Letras de “Las voces” es una experiencia que nos llena de sensaciones y emociones que atrapan sin soltarnos. Nos empujan sin tregua hasta finales inesperados, imprevisibles.
Nos acompañan en el recorrido hechos, personajes, situaciones aparentemente cotidianos llenos de vida y quehaceres sólo develados al final del camino durante el cual no sospechábamos su devenir.
Personajes hacedores, colmados de voces –distintas, extrañas– que los mueven desde el principio al fin sin revelarnos el porqué de sus acciones.
Y es entonces cuando estalla el final sacudiendo nuestras expectativas. El asombro nos amarra para no soltarnos y deja su huella. Ajena, distinta, inesperada. Y sobre todo inolvidable.
Elena Marangoni
Sobre la autora...Siempre fui ávida lectora, pero nunca escribí, hasta que, en un momento de mi vida y ya grande comencé a hacerlo gracias a los talleres literarios en los que participé. Mandé mis cuentos a concursos de diversas editoriales quedando finalista y recibiendo menciones de honor en varios de ellos. Publiqué en varias antologías y ahora publico mi propio libro. Estos son algunos de mis textos. Espero les gusten. María Rosa Llinares
Dos veces el mismo río
A quienes han acompañado este viaje hacia la profundidad de los sentimientos, les ruego que no esperen a quedar sin sus afectos, para hacerles saber de la ternura que ellos despiertan en ustedes. Un día nuestros padres, hermanos, cónyuges, hijos y amigos del alma, se alejaran en busca de sus destinos, en ese momento, sería tremendo que te asalten los reproches por haberlos mirado pasar desde lejos, sin haberles transmitido la ternura que despertaban en ti, si no lo haces cuando aún estás a tiempo, te lamentarás luego que se hayan marchado y con amargura te reprocharas: “han pasado por mi existencia como un soplo, casi no los he visto pasar y ahora ya no es tiempo para demostrárselo”.
Dos veces el mismo río ha enmascarado detrás de los inocentes relatos la siempre repetida historia de los débiles y los poderosos; de los extremadamente tristes y sojuzgados, y los exultantes y dominantes. Encontrás en él la pobreza y la opulencia desmedida, el egoísmo y la solidaridad, el odio y el amor llevados incluso al paroxismo, el abandono y la sobreprotección.
Francisco, el Santo de Asís, nos dice: “de dos grandes amores surgieron dos grandes ciudades” del amor a sí mismo hasta el desprecio de Dios... La ciudad terrenal. “Del amor a Dios y al prójimo hasta el desprecio de sí mismo... La ciudad divina
Dos veces el mismo río te las muestra... ¡Tú decides en cuál vivir!
Los colores del arcoiris
Relatos del alma
Pescando a mi manera
Gracias por los besos y el vino, pero tenés que irte
No es casualidad encontrar un lugar donde expresar lo que nuestra boca no puede decir, o no ha sabido con sin sinceridad otorgar.
No existe el “por que sí”, cuando de decir adiós se trata, cuando miramos con desdén un par de ojos y juramos amor eterno.
No hay excusas en el despertar sobre sábanas húmedas la noche siguiente a muchas botellas de vino y saber que lo que pasó, o no debería haber ocurrido.
No hay nada que nos detenga cuando la pasión inunda un corazón herido de dudas de amor. En los tiempos donde es tan difícil amar, donde no hay correspondidos ni derechos a la hora de olvidar, encuentro en las palabras un salvavidas y este es el mío.
Anímate a aferrarte y en algunas líneas tal vez; encontrar una mano, un beso, una caricia, un mensaje sincero desde lo más profundo de una cicatriz, un hilo de esperanza o una tabla pesada que te sumerja en la profundidad más oscura. Pero tranquilo, cuando se llega al fondo solo nos queda subir y trascender.
De esto se trata “Gracias por los besos y el vino, pero tenés que irte” de saber que cuanto más radiante sea el sol, más grande será la sombra que dejamos detrás para poder brillar.